es la técnica de imagen más utilizada para la
valoración cardiovascular y pulmonar tanto inicialmente como en el seguimiento
de los niños
Tendremos que tener en cuenta las limitaciones para
hacer una buena radiografía en los niños críticamente enfermos al tener que
utilizar un sistema portátil debido a la inmovilidad de los pacientes, y, los
artefactos que se producirán por la monitorización del paciente, los tubos,
sondas y drenajes.
Dentro del apartado
cardiovascular tenemos que saber reconocer la silueta cardiaca y las distintas
cavidades y vasos que la conforman. Aprenderemos a valorar la vascularización
pulmonar.
Dentro del apartado respiratorio
tenemos que reconocer si existe patología en el parénquima pulmonar. Y
diagnosticaremos posibles complicaciones: neumotórax, hemotórax o derrame
pleural.
Veremos si están
colocados adecuadamente el tubo endotraqueal, la sonda Nasogástrico y/o transpilórica,
los tubos de drenaje y los catéteres venosos centrales.
También nos tenemos que
fijar en las partes óseas para evidenciar posibles fracturas actuales o previas
(callos de fractura), y en los tejidos blandos donde podemos ver, por ejemplo,
un enfisema subcutáneo.
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